Colegio madre carmen sallés

Adelante y más arriba

Nosotros en la Escuela Santa Brígida, en colaboración con cada familia, nos esforzamos por educar y desarrollar al niño completo para nuestra sociedad culturalmente diversa, nutriendo el desarrollo espiritual, intelectual, social, emocional y físico de cada estudiante. Integramos los principios de la fe católica en todos nuestros esfuerzos para desarrollar aprendices inquisitivos, colaborativos y tenaces del siglo XXI.

La comunidad escolar de Saint Brigid, en colaboración con los padres como principales educadores de sus hijos, ayuda a compartir el mensaje del Evangelio con sus hijos y nutre a diversos creyentes reunidos en el nombre de Jesús.

El Colegio Saint Brigid proporciona una excelente educación académica que promueve el crecimiento del niño en su totalidad. Nuestros estudiantes están preparados para vivir una vida plena, contribuyendo activamente a la comunidad cristiana en nuestra sociedad global.FilosofíaLa comunidad de la Escuela Saint Brigid, en asociación con los padres como los principales educadores de sus hijos, ayuda a compartir el mensaje del Evangelio con sus hijos y nutre a diversos creyentes reunidos en el nombre de Jesús.

Acapellas

At a time when women were passing from paternal guardianship to that of their husbands, she was promised in marriage to a young man from Manresa, which meant for her the need to fight to follow the path she had set for herself. She managed to break the engagement and entered the novitiate of the Adorers, who were dedicated to the recovery of marginalized women, due to delinquency or prostitution. Her restlessness and her capacity for reasoning led her to wonder what those women would have been like if society had given them other opportunities. She then decided to dedicate her life to the formation of women, so that they could occupy their rightful place in society, in whatever social class they might find themselves.

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Conchita asistió a nuestro colegio durante todo el año 1966-67 y el primer trimestre del curso siguiente. La verdadera identidad de Conchita fue revelada a las demás Hermanas y a los amigos del colegio de Conchita unos días antes de que dejara el colegio, según las instrucciones de la Madre General. Hasta entonces, nadie sabía nada, lo que dice mucho de la fuerza de su carácter. Cualquier comentario podría haberla convertido en el centro de atención y habría sido una ocasión para la vanidad adolescente, pero ella supo callar y pasar desapercibida. Además de un carácter fuerte, demostraba una madurez poco común para su edad.

Conchita tenía un nivel académico muy bajo. Recuerdo sus faltas de ortografía cuando llegó a la escuela. Aunque había asistido a la escuela de su pueblo con un profesor bien intencionado, los recursos pedagógicos allí eran escasos. Además, en aquellos años en la España rural, la escolarización pasaba a un segundo plano cuando se necesitaban manos extra en el campo. Las matemáticas y la lengua no eran una prioridad para una niña de un pueblo remoto en medio de las montañas cántabras. Para ponerla al día, le dimos cursos de cultura general y de mecanografía, materias que la mayoría de las adolescentes ya habían estudiado.

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En 1858 viajó a Montserrat en peregrinación junto a sus padres y fue durante este viaje cuando decidió dedicar su vida a Dios, que se vio incrementada tras la recepción de su Primera Comunión. Más tarde, en 1864, anunció su deseo de ser monja y consiguió convencer a sus piadosos padres de que rompieran un matrimonio concertado al que se había comprometido[1]. No tardó mucho en cumplir ese objetivo e iniciar su camino de servicio al ingresar en las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento, rompiendo de paso un compromiso matrimonial, e iniciando el periodo de noviciado en Barcelona el 7 de mayo de 1321[2]. [Su trabajo durante este tiempo -durante las dos décadas siguientes- se centró en ayudar a la rehabilitación de mujeres que habían sido víctimas de la prostitución u otros delitos. Pero su tiempo con las Hermanas Adoratrices llegó a su fin en 1870, cuando decidió unirse a las Dominicas de la Anunciación el 8 de mayo de 1871, donde hizo sus votos perpetuos en agosto de 1872[1].