Ansiedad por ir al colegio

Mi hijo no quiere ir a la escuela

El tiempo caluroso y pegajoso ha llegado a su punto álgido y te bombardean con anuncios de papelería y uniformes. Sólo puede significar una cosa: las vacaciones están a punto de terminar y es hora de volver al colegio.    El comienzo de un nuevo curso escolar puede ser un momento emocionante, pero también ansioso. Muchos niños -y sus padres- se sienten nerviosos antes de su primer día de clase. Esto es muy común, pero no por ello es menos estresante. El hecho de que tu hijo vaya a la escuela por primera vez o que empiece un nuevo colegio puede generar aún más ansiedad. La preparación es fundamental para afrontar situaciones en las que hay muchas incógnitas. Cuanto más familiarizadas y controladas estén las cosas, más se relajará el niño o el joven y se sentirá más seguro de lo que ocurre.    He aquí algunas estrategias y consejos para que la transición a la escuela sea una experiencia positiva.

Y por último, controla tu propio comportamiento El inicio del curso escolar puede ser un momento de nerviosismo tanto para los padres como para los hijos, pero es importante que intentes mantener tus propios niveles de ansiedad bajo control. Cuanto más tranquilo esté y presente la escuela como una experiencia divertida y positiva -en lugar de un mal necesario-, mejor.

¿Qué quiere que sepa sobre su hijo?

Cuando los niños no pueden ir a la escuela, a menudo se debe a una ansiedad o fobia extrema. Esto se conoce a veces como «rechazo a la escuela». El término «rechazo a la escuela» hace que parezca que el niño tiene elección, pero la ansiedad suele ser tan grave que le resulta imposible afrontarla.

Los psicólogos educativos ofrecen apoyo a los colegios para ayudarles a satisfacer las necesidades de los niños y jóvenes. Si su hijo no puede asistir a la escuela, ésta se encarga de organizar el apoyo del equipo de PE.

Es natural que se preocupe si su caso se remite a un LAAO, pero ellos pueden trabajar en colaboración con usted y la escuela. Pueden hacer sugerencias como que te quedes con tu hijo hasta que se haya adaptado a la clase.

El equipo de Apoyo Educativo para Ausencias Médicas (ESMA) apoya a los alumnos que han tenido, o esperan tener, un tiempo significativo de ausencia de la escuela debido a una condición de salud física o mental. Su objetivo es ayudar a los niños a continuar su educación en función de sus necesidades y trabajar para que vuelvan a la vida escolar.

Ansiedad académica

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La ansiedad por la vuelta al cole es normal y comprensible. Muchos niños pueden sentirse ansiosos por volver a la escuela después de un largo descanso estival. Otros pueden sentirse nerviosos por empezar la escuela por primera vez.

Algunas preocupaciones de los niños tienen su origen en el miedo a lo desconocido, especialmente si van a estar en un nuevo edificio o en un nuevo distrito escolar. También pueden estar preocupados por hacer amigos o por la carga de trabajo y por si tienen o no las habilidades necesarias para tener éxito.

Puede que les preocupe todo, desde llevar máscaras y no estar vacunados hasta preguntarse si seguirán teniendo los mismos amigos después de estar tanto tiempo fuera. También pueden sentirse inseguros sobre cómo será la escuela ahora y si sabrán o no orientarse.

Trastorno de ansiedad escolar

Sabemos que la ansiedad es algo más que «preocupaciones». Puede influir en el rendimiento en clase tanto como cualquier otro problema de aprendizaje. Los niños que están preocupados y ansiosos no lo hacen a propósito. El sistema nervioso actúa de forma automática, especialmente cuando se trata de la preocupación (que a menudo se deriva de los reflejos de lucha o huida). Por eso no sirven frases como «relájate» o «cálmate».

Cuando las personas ralentizan su respiración, ralentizan su cerebro. Cuando observo que uno de mis hijos tiene problemas de ansiedad, suelo guiar a toda la clase en un ejercicio de respiración. Esto ayuda al niño que está agobiado y, normalmente, también a otros niños. A veces, lo hago simplemente porque toda la clase está nerviosa y necesitamos concentrarnos. La clave está en respirar lenta y profundamente. Este artículo sobre la respiración abdominal describe el proceso que me gusta utilizar con mis hijos. Siempre funciona.

Salir a la naturaleza también puede calmar los cerebros ansiosos. A veces, un simple cambio de escenario es lo que marca la diferencia. Respirar el aire fresco o dedicar tiempo a observar el canto de los pájaros también puede calmar a un preocupado hiperactivo. Pedir a los alumnos que observen detenidamente su entorno puede ayudarles a desviar la atención de sus preocupaciones y dirigirla hacia algo más tangible: ¿Cuántos tipos de árboles diferentes ves? ¿Cuántos cantos de pájaros diferentes oyes? ¿Cuántos tonos diferentes de verde hay en la hierba?